jueves, 3 de marzo de 2011

Como en un disco de KISS

Como en un disco de KISS

Llovía, pero eso no la impidió llegar con la mochila hasta su casa. Tenía las botas de cuero caladas, la camiseta sin mangas blanca con un puño americano negro en la delantera tapaba lo que la imaginación debía descifrar, ya que a causa del agua se trasparentaba. La falda negra y corta enseñaba unas piernas bonitas y jóvenes, pero igualmente mojadas.

Beth estaba delante de la puerta. Había llegado al pequeño chalet cerca del mar tras caminar durante 1 hora y la había pillado la lluvia a medio camino. Era raro que lloviese pero el chaparrón la dejó calada.

Su largo y negro pelo le caía húmedo por la cara, enmarcando una tez blanca, con unos enromes ojos negros y unos gruesos labios rojizos y turgentes.

Debía de medir un metro sesenta, y tenía un pecho perfecto. Ni muy grande pero tampoco muy pequeño.

De su mp3, con los auriculares puestos en el cuello sonaba Hotter Than Hell de KISS a todo volumen.

Llamó a la puerta un par de veces y espero. A los dos minutos un hombre abrió la puerta y compuso una cara de grata sorpresa.

- Beth!!- dijo el abrazándola.- Pero estas boba?, por qué no me has llamado! Estás empapada!

- Es que.. no sabía a donde ir a estas horas...-dijo ella devolviéndole el abrazo que duró más de lo que una amistad permitía.

- Pasa, te daré una toalla para que te seques.. ¿pero que te ha pasado?.

- Gracias Paul...-dijo ella pasando a la casa. Un bonito y modesto chalé cercano al mar.- Pues... que me he ido de casa por fin. No aguantaba más a mis tíos, así que me han invitado, más bien, de modo muy...amable, a irme de su casa como una desagradecida que soy...- dijo ella mirando al suelo torciendo el gesto.

- No te preocupes, puedes quedarte en mi casa siempre que quieras, déjame que te ayude con la mochila.

Paul tenía unos 36 años, y aunque Beth solo tenia 22, tenían muy buena amistad. Estaba divorciado y vivía actualmente solo en su chalé. No tenia hijos a los que cuidar por lo que como le gustaba a demás su trabajo podía permitirse pasar mucho tiempo fuera de casa. El dinero que ganaba lo invertía en su pequeña... es decir, en su Harley Davidson, una moto con nombre, y que merece la pena decir que tienes una Harley, y no una moto. Pablo era moreno y sacaba una cabeza a Beth. A demás era muy musculoso, poseía unas grandes y anchas espaldas a juego con sus brazos. Sus ojos eran verdes claro y tenía una sonrisa entre burlona y encantadora. El pelo negro con canas prematuras lo tenía rapado a excepción de una cresta que le caía un poco por la espalda.

Paul fue al baño tras dejar la mochila en la mesa, y la trajo una toalla.

- ¿Que ha sido esta vez?- preguntó Paul mientras la miraba como se secaba la cabeza.

- ...Lo de siempre, el problema es que ya les he puesto firmes a todos, sobre que era una injusticia, así que me han dicho que es su casa, son sus reglas y si no me gusta...pues que me largue..-dice ella sentándose en una silla con aspecto cansado.

- Pues tu no te preocupes nena, te quedas en mi casa el tiempo que haga falta, ¿me oyes? ¿Tienes ropa seca?

- Que va... me dejé toda la ropa excepto cuatro cosas en su casa... iré mañana a buscarlas, pero no me dio tiempo a recoger.

- Pues te dejo yo algo, vete a darte una ducha y te hago la cena.

Cuando Pablo se levantó, Beth le cogió del brazo y mirándole con una sonrisa de agradecimiento le dio un apretón con el que expresaba muchas cosas.

Éste le besó la frente y se fue a la cocina.

Beth entró en el baño y cerro la puerta, puso la radio... Calling Dr. Love. Sonrió. Se desprendió de la ropa mojada. Las botas, calcetines, la falda y la camiseta empapada.

Se quedó con un tanga negro y rojo, y un sujetador a juego. La piel de sus pechos estaban erizados por el frío del contacto del suelo, así como sus pezones, que los sentía duros contra la tela del sujetador.

Abrió la llave del agua, y esperó a que se llenase un poco, para despojarse de la ropa interior.

Mientras seguía llenándose, se miró al espejo. Beth tenía un cuerpo joven y bonito. Sus hombros blancos cual muñeca, sus labios rojos destacando en su blanca piel, las aureolas de sus pezones eran marrones oscuras, su pubis estaba depilado a excepción de una coqueta X que se había hecho de forma divertida.

Se dio la vuelta y contempló el cuerpo atlético que le devolvía el reflejo del espejo. Su culo no era muy pequeño, de echo tenía caderas y un culo carnoso, pero encantador, de los que te dan ganas sin remedio para pararte, de coger con ambas manos.

El calor del agua inundó el baño, y Beth decidió que ya estaba lista para entrar.

Se sentó y empezó a frotarse con las manos el cuerpo para extenderse el jabón que había cogido de una esquina de la bañera. Primero se lavó el pelo, y luego pasó las manos enjabonadas por los hombros, brazos, pecho... dejándose de nuevo los pezones duros y sensibles, luego por el vientre.. se puso de pie y se enjabonó sus partes íntimas con caricias suaves, para acabar con las piernas. Cuando acabó se tumbó de nuevo y se quedó ahí, entre la espuma y el agua un rato...

Cuando el agua se volvió más tibia se levantó y tras aclararse cogió un par de toallas, se secó y se las enrolló al cuerpo para salir al salón.

-Paul... me puedes dejar la ropa limpia?- pregutó Beth tímidamente asomándose.

Paul se dio la vuelta y se la quedó mirando unos segundos antes de responder.

-Si, está encima de esa silla...

-Gracias.

Se cambió de nuevo en el baño. Era una camisa negra de botones larga. Cuando acabó salió y se sentó a la mesa. Había preparado un par de pizzas.

-Gracias, de verdad por todo lo que estas haciendo por mi...

-No te preocupes cielo, para eso están los amigos.

La cena transcurrió sin ningún incidente, pero las miradas de deseo volaban por la mesa por parte de Paul. Love Gun sonaba de música de fondo de la minicadena acompañando la velada.

Cuando ya era muy de noche, Pablo anunció que se iría a acostar, al día siguiente trabajaba, y que ella podría dormir en la habitación de invitados.

El tiempo empeoraba por minutos, los rayos y los truenos no cesaba y el viento y lluvia golpeaba contra los cristales. Beth se encontraba encogida entre las sábanas... no era invierno, pero aquella noche hacía frío, así que se levantó y buscó una manta. No la encontró.

Despacio fue a la habitación de Paul, la abrió con cuidado.

-¿Paul?

Pablo abrió los ojos y se encontró a Beth solo con su camisa puesta, sin nada más, con su largo pelo suelo por los hombros mirándole desde la puerta.

-¿Si?- preguntó dando gracias a que la colcha tapaba su erección espontánea.

-Tienes una manta de sobra? Hoy hace algo de frío...

-Si.. claro...- dijo incorporándose mientras se preguntaba como iba a hacer para que no se le notase su abultado miembro bajo sus boxers.

La camisa de Beth se le resbaló por un hombro, insinuando sus pechos. Los pezones se le notaban bajo la camisa erigidos y duros. El miembro de Pablo empezó a crecer y a palpitar. La miraba y necesitaba tumbarla en su cama y follarla hasta que los gemidos de su garganta fueran más altos que los truenos de aquella noche. Quería acariciar aquel cuerpo joven de 22 años. Quería perder su mano por el sexo de ella, acariciarle los muslos y saborear el delicioso néctar que manaría de entre sus piernas. Quería tener en sus labios aquellos pechos firmes, quería retorcer entre sus dedos esos pezones tan duros que se adivinaban de debajo de la camisa.. La necesidad era más fuerte que el. Así que se levantó, fue hasta ella, y la arrinconó contra una pared.

-Paul... Paul... ¿que haces?- preguntó ella intentando apartarle sin conseguirlo. El era casi dos veces ella. Sus fuertes y recias manos la tenían aprisionada contra la pared.

-Joder Beth... no lo puedo resistir más. Desde el día que nos conocimos, me has gustado, y tenerte medio desnuda en mi casa, es más de lo que yo pueda aguantar.

Beth notaba el duro miembro de el contra ella, y se estremeció.

-Pablo... no lo hagas...- dijo ella con voz ahogada mientras el la besaba el cuello y metía las manos entre su camisa para acariciarle sus tetas.

-¿Por que no, Beth? Por que yo te deseo, y lo sabes, si no, no habrías entrado en mi habitación así.

- No es eso... es que yo... nunca..- comenzó a decir ella.

Pablo se apartó un poco.

-Tu nunca has estado con un hombre?- preguntó muy sorprendido. La manera de ser de Beth, sus comentarios, su vida en general, daban a entender que Beth era muy suelta en el sexo, y que a demás podría haber estado con cualquier tío que se le pusiera en su camino.

-No...-dijo ella girando la cabeza roja de vergüenza. –Nunca... Siempre he dado largas o solo nos masturbábamos con mis otras parejas.. pero yo.. no... bueno... nunca encontré al adecuado...

-Pues esta noche, vas a ser mía, Beth, por que si no perderé la cabeza por ti, y dudo que pueda volver a recuperar mi cordura. Esta noche te voy a hacer el amor de tal manera que nunca podrás olvidar el momento en que te penetre y te embista, gemirás entre mis brazos como si no hubiese mañana, y me pedirás que te llene entera a gritos, me suplicarás que mi polla nunca salga de ti, y que permanezca toda la vida dentro tuya, llenándote una y otra vez entre tus gritos y sudor del placer que te voy a dar... Beth...

Beth le miraba roja y muerta de vergüenza, con los brazos encogidos en su pecho, pero las palabras de Paul habían hecho mella en ella, y notaba la humedad entre sus piernas y una excitación que le hacía cosquillas en su sexo.

Paul la tomó de la cara y la beso con fuerza y pasión. Bajó las manos por el cuello de la camisa, y de un tirón arrancó los botones dejando ver su cuerpo joven y desnudo delante de el. Se a comió con los ojos. Ella intentaba tapar su desnudez con los brazos inútilmente.

- Déjame verte bien...- dijo el cogiéndola de los brazos y apretándolos contra la pared abriéndola de brazos. Su miembro se ponía más duro aún por momentos, le palpitaba bajo los boxers, le pedía a gritos que se adentrase por el sexo de ella.. por esa X negra que marcaba el ansiado tesoro de el.. un tesoro jamás tocado por otra polla, pero que será suyo. La cogió en brazos y la tumbó en la cama soltándola. Paul nunca se había caracterizado por la suavidad ni por la sutileza, aunque ninguna de sus muchas amantes se había quejado...

- Paul... no... no estoy segura...- pero Paul la cogió de las piernas, la echó hacia tras, se las abrió y metió su cara en el sexo de ella. Estaba húmedo, es decir que en el fondo la situación la había puesto muy cachonda, por lo le animó a seguir... y pensaba llegar muy lejos. Beth sería suya.

- Me vas a rogar que te la de, nena...

- No... Paul...- dijo ella hasta que el rozó con su lengua los labios de ella. Su sexo era rojizo y húmedo. Con un clítoris que sobresalía un poco cual montaña en una llanura. Se lo metió en la boca absorbiendo y lamiéndolo con la lengua. Ella cerró las piernas en torno a su cara e intentó alejarle con los brazos.. pero el la tenía bien apresada con sus brazos y su boca, así que el esfuerzo fue en vano. La lamía como si fuera un helado que se derritiese por el calor, hacía círculos entorno a su agujero y bajaba la cabeza hasta la entrada de su ano, levantándola del curo para lamerla también por ahí. El se relamía con los fluidos de ella que le empapaban la boca y las mejillas. Sus negativas dieron paso a gemidos de placer.

- Ven...-murmuró el levantándose. Se bajó el boxer y le enseño su miembro ergido totalmente. Era muy muy ancho y aún más en la base. No muy largo, pero era un tronco, un ariete...¿Cómo le iba a entrar por ahí?

-Acércate.. –dijo el tomándola suavemente de la cabeza.

Beth se agachó y le miró con temor. Aquello pretendía clavárselo!! La primera vez!!

-Lick it Up- dijo el. Beth sonrió. Era una cancion de KISS, pero su significado, lámelo, era el ideal para la ocasión.

Con temor abrió la boca y le dio una lametada. Tenía un sabor un poco fuerte, pero no era desagradable. De la punta salía un líquido brillante, que decidió limpiar con su lengua. Poco a poco fue lamiéndole más y más, hasta que se la metió en la boca, no sin cierta dificultad. Movía la cabeza a ritmos rápidos, sintiendo la punta rozar su campanilla.

-Para...-gimió el.- Para... o me voy a correr en tu boca..

Pero ella no paró, se la puso entre las tetas y empezó a masturbarle con ellas hasta que un chorro caliente se derramo por ellas.

Sin embargo, las manos de Paul la agarraron de la cara e hicieron que se la metiese en la boca de nuevo, para darla toda su leche hasta el fondo. Ella abrió la boca y empezó a llenarse la boca con su esencia, hasta que empezó a rebosar por las comisuras de la boca... En la última embestida acabó por llenar entera su boca... y se lo tragó.

- Creo.. que he vuelto a cenar...-dijo ella sonriendo limpiándose las comisuras- Pero.. te la voy a acabar de limpiar- añadió volviéndosela a meter en la boca. Y Paul sintió que se la volvía a poner dura rápidamente.

-¿Que te creías, nena, que esto me iba saciar?- preguntó Paul sudando un poco y e irguiéndose.

-Si...- dijo ella con una sonrisa de culpabilidad, pero sin dejar de masturbarle con las manos.

El la paró y la obligó a tumbarse y a abrirse de piernas.

Alargó el brazo y puso a reproducir un CD .Dirty Livin´ comenzó a sonar.

Paul se puso entre sus piernas, de rodillas. Ella le miró con cara de preocupación.

El cogió con la mano su miembro y rozó su sexo con suavidad... poco a poco, centrándose en su clítoris. Ella vovió a humedecerse. Se inclinó hacia ella tumbándose encima suya un poco y metió un pezón en su boca. Eso le volvió loco. Su pezón se puso duro en su boca, y lo empezó a mordisquear. Ella le abrazó y se movía rozándose con el. En un movimiento que ella hizo, el se la colocó en su apertura y.. embistió con fuerza. Notó que algo se rompía y lograba atravesar. Ella gritó, pero acto seguido sus gritos se convirtieron en gemidos cuando el atravesaba su estrecho hueco con su ancha verga.

-Paul!! Me vas a romper en dos!- gritó ella. Su sexo se tragaba toda la ancha polla de el. Se había abierto mucho para tragarse todo aquel miembro. El notaba como la cavidad se la apretaba, era muy estrecha, pero eso no hizo que se parase. Cuando más gritaba ella, más embestía el. Hasta que sus testículos la golpeaban con violencia.

-La notas Beth? Notas como crece y crece dentro tuya? Esta vez te voy a llenar tu dulce coñito, te lo voy a hacer rebosar de mi esencia.

Ella se arqueaba, gimiendo sin parar. Sus gemidos casi ahogaban la letra de la canción que resonaba por toda la habitación..

Salió de ella y la dio la vuelta de un movimiento. La apartó las piernas, la levantó por las caderas un poco y se la volvió a meter. La postura hacia que ella fuese más estrecha aún, y costaba más metersela.

-Pau!!!!!!!!!! AH!!!!!!!!!!!!- gritaba ella mientras sentia como la verga de el se iba abriendo paso por dentro de ella. La mano libre de Paul agarró una de las tetas de ella sintiendo como se movían con velocidad con cada embestida de el.

-¿¿Te gusta, Beth?? dijo el sudando encima de ella.

-Me encanta! Oh joder, sigue follándome Paul, por favor, sigue y no pares!

Ella se mantuvo a cuatro patas mientras el seguía. Se la sacaba hasta casí la punta, y se la metía hasta el fondo de golpe en su dilatado agujero. Con la mano de la cadera , la deslizó hasta su clítoris. Ella le facilito el paso abriéndose de piernas un poco, y empezó a masturbarla al tiempo que la seguía follando.

Paul sintió que el sexo de su amiga se contraía en los espasmos del orgasmo, así que apretó el ritmo y empezó a correrse dentro de ella. A pesar de haber descargado en la boca de Beth anteriormente, Paul notó como su polla expulsaba gran cantidad de semen. Los dos gemían y gritaban, hasta eclipsar el sonido de la tormenta y de la música.

Una vez que acabaron el se tumbó encima de ella sin sacársela para besarla por el cuello y hombros apartándola el pelo mojado por el sudor.

-¿Que te ha parecido?

-Como una buena canción de Rock del duro.- dijo ella con una sonrisa complacida.

El sonrió y salió de ella.

Una mezcla de su semen y de la sangre salió un poco de ella.

-No me ha dolido tanto como pensaba...-dijo ella tocándose un poco.

-Sabes que? Ya que me pongo a estrenarte... creo que lo siguiente será tu culo..- dijo mirándolo.

Ella se giro y dijo:

- Rock Bottom, baby...

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