jueves, 3 de marzo de 2011

Como en un disco de KISS

Como en un disco de KISS

Llovía, pero eso no la impidió llegar con la mochila hasta su casa. Tenía las botas de cuero caladas, la camiseta sin mangas blanca con un puño americano negro en la delantera tapaba lo que la imaginación debía descifrar, ya que a causa del agua se trasparentaba. La falda negra y corta enseñaba unas piernas bonitas y jóvenes, pero igualmente mojadas.

Beth estaba delante de la puerta. Había llegado al pequeño chalet cerca del mar tras caminar durante 1 hora y la había pillado la lluvia a medio camino. Era raro que lloviese pero el chaparrón la dejó calada.

Su largo y negro pelo le caía húmedo por la cara, enmarcando una tez blanca, con unos enromes ojos negros y unos gruesos labios rojizos y turgentes.

Debía de medir un metro sesenta, y tenía un pecho perfecto. Ni muy grande pero tampoco muy pequeño.

De su mp3, con los auriculares puestos en el cuello sonaba Hotter Than Hell de KISS a todo volumen.

Llamó a la puerta un par de veces y espero. A los dos minutos un hombre abrió la puerta y compuso una cara de grata sorpresa.

- Beth!!- dijo el abrazándola.- Pero estas boba?, por qué no me has llamado! Estás empapada!

- Es que.. no sabía a donde ir a estas horas...-dijo ella devolviéndole el abrazo que duró más de lo que una amistad permitía.

- Pasa, te daré una toalla para que te seques.. ¿pero que te ha pasado?.

- Gracias Paul...-dijo ella pasando a la casa. Un bonito y modesto chalé cercano al mar.- Pues... que me he ido de casa por fin. No aguantaba más a mis tíos, así que me han invitado, más bien, de modo muy...amable, a irme de su casa como una desagradecida que soy...- dijo ella mirando al suelo torciendo el gesto.

- No te preocupes, puedes quedarte en mi casa siempre que quieras, déjame que te ayude con la mochila.

Paul tenía unos 36 años, y aunque Beth solo tenia 22, tenían muy buena amistad. Estaba divorciado y vivía actualmente solo en su chalé. No tenia hijos a los que cuidar por lo que como le gustaba a demás su trabajo podía permitirse pasar mucho tiempo fuera de casa. El dinero que ganaba lo invertía en su pequeña... es decir, en su Harley Davidson, una moto con nombre, y que merece la pena decir que tienes una Harley, y no una moto. Pablo era moreno y sacaba una cabeza a Beth. A demás era muy musculoso, poseía unas grandes y anchas espaldas a juego con sus brazos. Sus ojos eran verdes claro y tenía una sonrisa entre burlona y encantadora. El pelo negro con canas prematuras lo tenía rapado a excepción de una cresta que le caía un poco por la espalda.

Paul fue al baño tras dejar la mochila en la mesa, y la trajo una toalla.

- ¿Que ha sido esta vez?- preguntó Paul mientras la miraba como se secaba la cabeza.

- ...Lo de siempre, el problema es que ya les he puesto firmes a todos, sobre que era una injusticia, así que me han dicho que es su casa, son sus reglas y si no me gusta...pues que me largue..-dice ella sentándose en una silla con aspecto cansado.

- Pues tu no te preocupes nena, te quedas en mi casa el tiempo que haga falta, ¿me oyes? ¿Tienes ropa seca?

- Que va... me dejé toda la ropa excepto cuatro cosas en su casa... iré mañana a buscarlas, pero no me dio tiempo a recoger.

- Pues te dejo yo algo, vete a darte una ducha y te hago la cena.

Cuando Pablo se levantó, Beth le cogió del brazo y mirándole con una sonrisa de agradecimiento le dio un apretón con el que expresaba muchas cosas.

Éste le besó la frente y se fue a la cocina.

Beth entró en el baño y cerro la puerta, puso la radio... Calling Dr. Love. Sonrió. Se desprendió de la ropa mojada. Las botas, calcetines, la falda y la camiseta empapada.

Se quedó con un tanga negro y rojo, y un sujetador a juego. La piel de sus pechos estaban erizados por el frío del contacto del suelo, así como sus pezones, que los sentía duros contra la tela del sujetador.

Abrió la llave del agua, y esperó a que se llenase un poco, para despojarse de la ropa interior.

Mientras seguía llenándose, se miró al espejo. Beth tenía un cuerpo joven y bonito. Sus hombros blancos cual muñeca, sus labios rojos destacando en su blanca piel, las aureolas de sus pezones eran marrones oscuras, su pubis estaba depilado a excepción de una coqueta X que se había hecho de forma divertida.

Se dio la vuelta y contempló el cuerpo atlético que le devolvía el reflejo del espejo. Su culo no era muy pequeño, de echo tenía caderas y un culo carnoso, pero encantador, de los que te dan ganas sin remedio para pararte, de coger con ambas manos.

El calor del agua inundó el baño, y Beth decidió que ya estaba lista para entrar.

Se sentó y empezó a frotarse con las manos el cuerpo para extenderse el jabón que había cogido de una esquina de la bañera. Primero se lavó el pelo, y luego pasó las manos enjabonadas por los hombros, brazos, pecho... dejándose de nuevo los pezones duros y sensibles, luego por el vientre.. se puso de pie y se enjabonó sus partes íntimas con caricias suaves, para acabar con las piernas. Cuando acabó se tumbó de nuevo y se quedó ahí, entre la espuma y el agua un rato...

Cuando el agua se volvió más tibia se levantó y tras aclararse cogió un par de toallas, se secó y se las enrolló al cuerpo para salir al salón.

-Paul... me puedes dejar la ropa limpia?- pregutó Beth tímidamente asomándose.

Paul se dio la vuelta y se la quedó mirando unos segundos antes de responder.

-Si, está encima de esa silla...

-Gracias.

Se cambió de nuevo en el baño. Era una camisa negra de botones larga. Cuando acabó salió y se sentó a la mesa. Había preparado un par de pizzas.

-Gracias, de verdad por todo lo que estas haciendo por mi...

-No te preocupes cielo, para eso están los amigos.

La cena transcurrió sin ningún incidente, pero las miradas de deseo volaban por la mesa por parte de Paul. Love Gun sonaba de música de fondo de la minicadena acompañando la velada.

Cuando ya era muy de noche, Pablo anunció que se iría a acostar, al día siguiente trabajaba, y que ella podría dormir en la habitación de invitados.

El tiempo empeoraba por minutos, los rayos y los truenos no cesaba y el viento y lluvia golpeaba contra los cristales. Beth se encontraba encogida entre las sábanas... no era invierno, pero aquella noche hacía frío, así que se levantó y buscó una manta. No la encontró.

Despacio fue a la habitación de Paul, la abrió con cuidado.

-¿Paul?

Pablo abrió los ojos y se encontró a Beth solo con su camisa puesta, sin nada más, con su largo pelo suelo por los hombros mirándole desde la puerta.

-¿Si?- preguntó dando gracias a que la colcha tapaba su erección espontánea.

-Tienes una manta de sobra? Hoy hace algo de frío...

-Si.. claro...- dijo incorporándose mientras se preguntaba como iba a hacer para que no se le notase su abultado miembro bajo sus boxers.

La camisa de Beth se le resbaló por un hombro, insinuando sus pechos. Los pezones se le notaban bajo la camisa erigidos y duros. El miembro de Pablo empezó a crecer y a palpitar. La miraba y necesitaba tumbarla en su cama y follarla hasta que los gemidos de su garganta fueran más altos que los truenos de aquella noche. Quería acariciar aquel cuerpo joven de 22 años. Quería perder su mano por el sexo de ella, acariciarle los muslos y saborear el delicioso néctar que manaría de entre sus piernas. Quería tener en sus labios aquellos pechos firmes, quería retorcer entre sus dedos esos pezones tan duros que se adivinaban de debajo de la camisa.. La necesidad era más fuerte que el. Así que se levantó, fue hasta ella, y la arrinconó contra una pared.

-Paul... Paul... ¿que haces?- preguntó ella intentando apartarle sin conseguirlo. El era casi dos veces ella. Sus fuertes y recias manos la tenían aprisionada contra la pared.

-Joder Beth... no lo puedo resistir más. Desde el día que nos conocimos, me has gustado, y tenerte medio desnuda en mi casa, es más de lo que yo pueda aguantar.

Beth notaba el duro miembro de el contra ella, y se estremeció.

-Pablo... no lo hagas...- dijo ella con voz ahogada mientras el la besaba el cuello y metía las manos entre su camisa para acariciarle sus tetas.

-¿Por que no, Beth? Por que yo te deseo, y lo sabes, si no, no habrías entrado en mi habitación así.

- No es eso... es que yo... nunca..- comenzó a decir ella.

Pablo se apartó un poco.

-Tu nunca has estado con un hombre?- preguntó muy sorprendido. La manera de ser de Beth, sus comentarios, su vida en general, daban a entender que Beth era muy suelta en el sexo, y que a demás podría haber estado con cualquier tío que se le pusiera en su camino.

-No...-dijo ella girando la cabeza roja de vergüenza. –Nunca... Siempre he dado largas o solo nos masturbábamos con mis otras parejas.. pero yo.. no... bueno... nunca encontré al adecuado...

-Pues esta noche, vas a ser mía, Beth, por que si no perderé la cabeza por ti, y dudo que pueda volver a recuperar mi cordura. Esta noche te voy a hacer el amor de tal manera que nunca podrás olvidar el momento en que te penetre y te embista, gemirás entre mis brazos como si no hubiese mañana, y me pedirás que te llene entera a gritos, me suplicarás que mi polla nunca salga de ti, y que permanezca toda la vida dentro tuya, llenándote una y otra vez entre tus gritos y sudor del placer que te voy a dar... Beth...

Beth le miraba roja y muerta de vergüenza, con los brazos encogidos en su pecho, pero las palabras de Paul habían hecho mella en ella, y notaba la humedad entre sus piernas y una excitación que le hacía cosquillas en su sexo.

Paul la tomó de la cara y la beso con fuerza y pasión. Bajó las manos por el cuello de la camisa, y de un tirón arrancó los botones dejando ver su cuerpo joven y desnudo delante de el. Se a comió con los ojos. Ella intentaba tapar su desnudez con los brazos inútilmente.

- Déjame verte bien...- dijo el cogiéndola de los brazos y apretándolos contra la pared abriéndola de brazos. Su miembro se ponía más duro aún por momentos, le palpitaba bajo los boxers, le pedía a gritos que se adentrase por el sexo de ella.. por esa X negra que marcaba el ansiado tesoro de el.. un tesoro jamás tocado por otra polla, pero que será suyo. La cogió en brazos y la tumbó en la cama soltándola. Paul nunca se había caracterizado por la suavidad ni por la sutileza, aunque ninguna de sus muchas amantes se había quejado...

- Paul... no... no estoy segura...- pero Paul la cogió de las piernas, la echó hacia tras, se las abrió y metió su cara en el sexo de ella. Estaba húmedo, es decir que en el fondo la situación la había puesto muy cachonda, por lo le animó a seguir... y pensaba llegar muy lejos. Beth sería suya.

- Me vas a rogar que te la de, nena...

- No... Paul...- dijo ella hasta que el rozó con su lengua los labios de ella. Su sexo era rojizo y húmedo. Con un clítoris que sobresalía un poco cual montaña en una llanura. Se lo metió en la boca absorbiendo y lamiéndolo con la lengua. Ella cerró las piernas en torno a su cara e intentó alejarle con los brazos.. pero el la tenía bien apresada con sus brazos y su boca, así que el esfuerzo fue en vano. La lamía como si fuera un helado que se derritiese por el calor, hacía círculos entorno a su agujero y bajaba la cabeza hasta la entrada de su ano, levantándola del curo para lamerla también por ahí. El se relamía con los fluidos de ella que le empapaban la boca y las mejillas. Sus negativas dieron paso a gemidos de placer.

- Ven...-murmuró el levantándose. Se bajó el boxer y le enseño su miembro ergido totalmente. Era muy muy ancho y aún más en la base. No muy largo, pero era un tronco, un ariete...¿Cómo le iba a entrar por ahí?

-Acércate.. –dijo el tomándola suavemente de la cabeza.

Beth se agachó y le miró con temor. Aquello pretendía clavárselo!! La primera vez!!

-Lick it Up- dijo el. Beth sonrió. Era una cancion de KISS, pero su significado, lámelo, era el ideal para la ocasión.

Con temor abrió la boca y le dio una lametada. Tenía un sabor un poco fuerte, pero no era desagradable. De la punta salía un líquido brillante, que decidió limpiar con su lengua. Poco a poco fue lamiéndole más y más, hasta que se la metió en la boca, no sin cierta dificultad. Movía la cabeza a ritmos rápidos, sintiendo la punta rozar su campanilla.

-Para...-gimió el.- Para... o me voy a correr en tu boca..

Pero ella no paró, se la puso entre las tetas y empezó a masturbarle con ellas hasta que un chorro caliente se derramo por ellas.

Sin embargo, las manos de Paul la agarraron de la cara e hicieron que se la metiese en la boca de nuevo, para darla toda su leche hasta el fondo. Ella abrió la boca y empezó a llenarse la boca con su esencia, hasta que empezó a rebosar por las comisuras de la boca... En la última embestida acabó por llenar entera su boca... y se lo tragó.

- Creo.. que he vuelto a cenar...-dijo ella sonriendo limpiándose las comisuras- Pero.. te la voy a acabar de limpiar- añadió volviéndosela a meter en la boca. Y Paul sintió que se la volvía a poner dura rápidamente.

-¿Que te creías, nena, que esto me iba saciar?- preguntó Paul sudando un poco y e irguiéndose.

-Si...- dijo ella con una sonrisa de culpabilidad, pero sin dejar de masturbarle con las manos.

El la paró y la obligó a tumbarse y a abrirse de piernas.

Alargó el brazo y puso a reproducir un CD .Dirty Livin´ comenzó a sonar.

Paul se puso entre sus piernas, de rodillas. Ella le miró con cara de preocupación.

El cogió con la mano su miembro y rozó su sexo con suavidad... poco a poco, centrándose en su clítoris. Ella vovió a humedecerse. Se inclinó hacia ella tumbándose encima suya un poco y metió un pezón en su boca. Eso le volvió loco. Su pezón se puso duro en su boca, y lo empezó a mordisquear. Ella le abrazó y se movía rozándose con el. En un movimiento que ella hizo, el se la colocó en su apertura y.. embistió con fuerza. Notó que algo se rompía y lograba atravesar. Ella gritó, pero acto seguido sus gritos se convirtieron en gemidos cuando el atravesaba su estrecho hueco con su ancha verga.

-Paul!! Me vas a romper en dos!- gritó ella. Su sexo se tragaba toda la ancha polla de el. Se había abierto mucho para tragarse todo aquel miembro. El notaba como la cavidad se la apretaba, era muy estrecha, pero eso no hizo que se parase. Cuando más gritaba ella, más embestía el. Hasta que sus testículos la golpeaban con violencia.

-La notas Beth? Notas como crece y crece dentro tuya? Esta vez te voy a llenar tu dulce coñito, te lo voy a hacer rebosar de mi esencia.

Ella se arqueaba, gimiendo sin parar. Sus gemidos casi ahogaban la letra de la canción que resonaba por toda la habitación..

Salió de ella y la dio la vuelta de un movimiento. La apartó las piernas, la levantó por las caderas un poco y se la volvió a meter. La postura hacia que ella fuese más estrecha aún, y costaba más metersela.

-Pau!!!!!!!!!! AH!!!!!!!!!!!!- gritaba ella mientras sentia como la verga de el se iba abriendo paso por dentro de ella. La mano libre de Paul agarró una de las tetas de ella sintiendo como se movían con velocidad con cada embestida de el.

-¿¿Te gusta, Beth?? dijo el sudando encima de ella.

-Me encanta! Oh joder, sigue follándome Paul, por favor, sigue y no pares!

Ella se mantuvo a cuatro patas mientras el seguía. Se la sacaba hasta casí la punta, y se la metía hasta el fondo de golpe en su dilatado agujero. Con la mano de la cadera , la deslizó hasta su clítoris. Ella le facilito el paso abriéndose de piernas un poco, y empezó a masturbarla al tiempo que la seguía follando.

Paul sintió que el sexo de su amiga se contraía en los espasmos del orgasmo, así que apretó el ritmo y empezó a correrse dentro de ella. A pesar de haber descargado en la boca de Beth anteriormente, Paul notó como su polla expulsaba gran cantidad de semen. Los dos gemían y gritaban, hasta eclipsar el sonido de la tormenta y de la música.

Una vez que acabaron el se tumbó encima de ella sin sacársela para besarla por el cuello y hombros apartándola el pelo mojado por el sudor.

-¿Que te ha parecido?

-Como una buena canción de Rock del duro.- dijo ella con una sonrisa complacida.

El sonrió y salió de ella.

Una mezcla de su semen y de la sangre salió un poco de ella.

-No me ha dolido tanto como pensaba...-dijo ella tocándose un poco.

-Sabes que? Ya que me pongo a estrenarte... creo que lo siguiente será tu culo..- dijo mirándolo.

Ella se giro y dijo:

- Rock Bottom, baby...

jueves, 17 de febrero de 2011

“En la oscuridad, los ojos que no ven, cuerpo que si siente” (Inicio)

El bar estaba lleno de gente. Nereida y BumBum tomaban algo en una esquina de aquel bar. El ambiente estaba cargado, y hacía mucho calor a pesar de los pobres ventiladores que había repartidos por todo el local.

El KissKissKillKill era conocido por el ambiente tan vintage y por la música que le caracterizaba de los años 50 y 60 que ponían así como rockabilly. La gente que lo frecuentaba se caracterizaba, por lo que parecía que ese bar se había quedado anclado en aquellos años. Posters de anuncios de la época y hawaianas adornaban las paredes. Incluso el camarero se jactaba por parecerse un poco a Elvis.

Nereida era una mujer de pelo corto y negro, cortado recto y el flequillo en forma de pico. Siempre vestía de negro riguroso que hacía contrastar con su ted blanca y sus gruesos labios rojo carmesí. Ese día había elegido una elegante falda de tubo negra con una chaqueta que descansaba en la silla y una blusa de mangas cortas semiabierta. Sus infinitas piernas estaban decoradas con unos preciosos y altos tacones negros con un lazo pequeño a modo de detalle. Tenía los rasgos muy marcados y duros, dando aspecto de una”dominatrix” en toda regla.

BomBom era una belleza asiática. Hija de un americano y de una japonesa, había ido de Erasmus hasta España, y en la universidad había conocido a Nereida. BomBom no se llamaba así, en su pasaporte rezaba Yuko Cho, pero en su circulo de amigos nadie la llamaba así desde que en unas prácticas había explosionado por error unas pequeñas cantidades químicas produciendo un agujero en la mesa. Hoy iba vestida con unos pantaloncitos vaqueros cortos, unas sandalias rojas con cuadros haciendo juego con su blusa de manga corta. Su melena negra estaba recogida hacia tras con un pañuelo rojo.

Llevaban toda la tarde bebiendo y parte de esa magnífica noche de primavera. El bar estaba situado en el centro de la ciudad, en una calle donde había varios bares alternativos. Cuando por fin acabaron aquel Sex on the Beach que habían pedido cada una para darle la guinda a una ronda de mojitos, cubatas y caipiriñas.

- Nere, vámonos ya, al final vamos a llegar tarde como siempre.- dijo BumBum consultando el reloj.

- Que se esperen, siempre estamos puntuales y acabamos esperando mínimo una hora. Por esta vez, que los que esperen sean ellos.

- Mmm... podríamos ir dando..una vuelta, el centro por la noche en esta ciudad es guay con sus luces y esas cosas- dijo BumBum sacando un mapa de la ciudad.

- Llevas aquí medio año y aún vas con ese mapa?- Dijo Nereida recogiendo su chaqueta.

- Y te quejarás!- exclamó BumBum mirándola torciendo el gesto- La última vez me agradeciste que tuviese este trozo de papel guardado cuando no sabias por donde se volvía a casa desde aquella fiesta.

Su amiga la sonrió culpablemente y agarrándola de la mano salieron a la calle.

El aire primaveral hacía que no apeteciese ponerse ningún abrigo y disfrutar de esa frescura sin frió.

Nereida tropezó y se empezó a reír agarrada a Bumbum del brazo.

- Ay... demasiado alcohol esta tarde...

- Jajajaja, Nere, no te descontroles, que perderás tu fama...

- Va, ¿y cuando no la he perdido desde que salgo contigo?- preguntó Nere dándola un besin en los labios a BumBum.

- Maldita potencia bisexual...-dijo Bumbum entre risas, empezando a caminar.

- Sabes, siempre me ha hecho gracia que la primera frase que te escuché decir en perfecto castellano fue esa frase y referida a mí...

- Por que será...

- Ay...BumBum, que pena que no seas más lesbiana...

Y siguiendo con la conversación y entre risas se encaminaron a la otra parte de la calle, donde en un pequeño parque habían quedado con sus compañeros de universidad para salir de fiesta.

Pero antes de llegar, BumBum se fijó en un bar donde solo había un cartel “en la oscuridad ,los ojos que no ven, cuerpo que si siente y una puerta negra.

-Nere... mira ese bar, ¿alguna vez lo habías visto antes?

Nereida se paró y miró en la dirección donde su amiga le indicaba. Arrugó el ceño.

-No me había parado nunca a fijarme... ¿quieres ir a ver?

-Es un poco siniestro...- comentó BumBum cautelosa. Pero se encaminaron hacia allí.

Abrieron la puerta y encontraron un habitáculo muy pequeño, con una mujer sentada leyendo un libro con unas gafas de media luna en su cara. La mujer no debía de rondar más de los cuarenta. Iba vestida con un vestido corto y ceñido, de una tela brillante.

Al verlas levantó la vista del libro.

-Bienvenidas, ¿Qué buscáis?

- Acabamos de ver el cartel... y nos ha intrigado, ¿Qué sirven aquí?

- Depende de lo que vengáis buscando...- dijo la mujer sonriendo amablemente. Su cabello recogido en un moño le daba un aire muy elegante.

- ¿Que quieres decir?- preguntó BumBum con mucha curiosidad.

- Este es un bar un poco...peculiar. Cada dos semanas abrimos dos noches seguidas, y en el... podréis encontrar cualquier placer que os podéis imaginar. No hay restricción ninguna más allá de lo que la otra u otras personas os permitan. Todo desde la discreción y el anonimato otorgado por las salas sin luz o apenas luz.

Ambas miraron estupefactas a la mujer.

- Oh... muchas gracias...nos lo pensaremos.

- Es una pena que no queráis probar..-dijo la mujer mirándolas- pero sois libres de hacer lo que queráis- añadió colocándose de nuevo las gafas de media luna y prosiguiendo con la lectura.

BumBum y Nereida salieron y no dijeron ninguna palabra más hasta llegar donde sus amigos y al cabo de unas horas la noche se dio por finalizada.

Nereida no dejó de darle vueltas en toda la mañana cuando amaneció en su pequeño departamento. Solo de imaginar las cosas que se harían allí dentro hacia volar su mano hasta su sexo. Introdujo la mano en su cultote negro y empezó a acariciarse soltando su imaginación... por encima, superficialmente, hasta que finalmente buscó su clítoris y empezó a moverlo con dos dedos, haciendo una suave presión en él. Tanteó con la mano libre hasta su mesilla y sacó un consolador de el. Era negro y suave, con un tacto muy parecido al de la piel. Iba a introducírselo su teléfono móvil sonó. Era BumBum.

- Hola .

- Buenas Nere... ¿Que tal amaneciste?

- Más bien atardeciste... son casi las 5-dijo Nereida mirando el reloj de la pared.

- Jajaja, si... yo también me acabo de despertar. Oye...Nere... ¿has pensado algo sobre... aquel lugar?

- Mas o menos...-dijo Nereida mirando el consolador de su mano.- Te pica la curiosidad ehh...

- Un poco... pero me da reparo, a saber la gente que debe de ir a esos sitios...oye, ¿quedamos esta noche?

- No lo se, esta noche pensaba quedarme en casa, que mañana voy a levantarme pronto a estudiar.

- Bueno, si sales me llamas, estaremos por el Kiss.

- Vale, un beso bombón-se despidió Nereida.

Levantó el consolador y se quedó mirándolo pensativa. Aquel sitio...

Mordiéndose el labio se levantó de la cama. Un impulso morboso y cargado de hormonas la dominó en ese momento. Iría esa noche.

El resto de la tarde pasó y llegaron las nueve. Nereida se vistió con una falda negra más corta vaquera, unas botas altas y una camisa encima de una camiseta negra. Cogió el pintalabios y con unas diestras pasadas, se pinto sus carnosos labios de rojo fuego.

Salió de casa y en poco más de media hora llegó al lugar, y la misma mujer, esa vez con un vestido violeta y el pelo suelto la recibió.

- Tenía la grata intuición que volverías...

- ¿Cuanto hay que pagar?- preguntó Nereida directamente.

- Suave cariño, aquí nada se hace con prisas...-dijo la mujer riéndose mientras dejaba el libro encima de la mesa abierto por la página por a que estaba.- Son 400 euros, pero no pongas esa cara preciosa, porque es un abono para tres meses. La primera vez, es totalmente gratuita. Entras, pruebas y si te gusta pagas, si no, no vuelves y te marchas a casa.

- ¿Y que me voy a encontrar?

- Lo que tu lujuriosa mente quiera... solo tienes que ponerte un alias, ponerte esta pegatina-dijo señalando un taquito de pegatinas negras al lado de un rotulador permanente plateado- y entrar. La primera sala está iluminada. Allí puedes tomar algo, charlas.. lo que quieras. Luego hay más salas, dependiendo de lo que busques... Entonces... ¿quieres probar?- pregunto sonriendo la mujer de un modo misterioso.

- Por que no...-dijo resuelta Nereida. Cogió en rotulador y puso en su pegatina “Aracne”

- Bonito mote...-comentó la mujer mientras veía como se lo colocaba en la camiseta. Nereida solo la sonrió, y tras un gesto a modo de despido se adentro en la puerta que estaba medio camuflada a su mano izquierda.

El bar era morado, negro y rojo. A excepción del suelo y la barra, todo era de terciopelo. Butacas, sofás y sillas se extendían por aquel lugar. Un poco gente charlaba animadamente. Nereida o Aracne ahora, dudó pero finalmente se dirigió a la barra. Un atractivo camarero de mediana edad la saludo.

-¿Que va a tomar, Aracne?

-Un BloodyMery.

Un par de minutos más tarde, estaba sentada en un taburete morado oscuro bebiéndose el cóctel y pensando muy nerviosa que qué demonios haría allí.

-Tranquila cielo, es normal cuando entras en este sitio- le dijo el camarero sonriéndola al tiempo que limpiaba la barra de madera marrón oscura y lacada.

- Ya... también es que nunca había entrado en un lugar como este.

- Hay pocos como estos. Es decir, hay fiestas alocadas, quedadas con amigos en busca de sexo, internet... pero como estos... hay pocos.

Nereida sonrió y se volvió al camarero.

-¿Y cual es tu mote?

-Barman, por supuesto.-dijo riéndose. La risa de Nereida se le unió relajándose visiblemente. Inspeccionó bien a su interlocutor. Debía de tener treinta y muchos. No era extremadamente guapo pero era muy atractivo. Con el pelo no muy corto y despeinado, ancho de espaldas, ojos color miel y unas manos trabajadas.

- ¿Y que buscas exactamente, por si te puedo ayudar?

- - Pues... no lo se exactamente.

- Para empezar te aconsejo la puerta numero uno. – dijo señalándola con la cabeza.

- ¿Qué hay?

- Eso es una sorpresa, pero está bien cuando estás empezando, para pillarle el morbo y empezar un poco despacio... siempre y cuando sepas donde estás.

- Muchas gracias Barman- dijo Nereida acabando la bebida de un golpe.

- Suerte.

Nereida fue titubeante hasta la puerta. Miro en rededor, pero nadie la prestaba atención.

La puerta numero 1.

La habitación estaba casi insonorizada al sonido del bar. Pero en cambio si que se escuchaba gemidos y susurros y algún que otro gritito. No había apenas luz, y la poca que había daba a ver una gran tela de terciopelo morada oscura, así como el suelo de baldosas negras, que absorbían casi toda la luz. En la tela enorme y larga de terciopelo, había aperturas. Muchas estaban cerradas con una cremallera, y algo se movía dentro, otras estaban abiertas. Se metió en una del medio y cerró la cremallera.

Era un pequeño habitáculo de 2x2 metros, con una luz muy muy tenue que apenas daba a ver las formas del lugar. Había varias aperturas por las telas de alrededor.

-Hola?-dijo susurrando.

Y a modo de contestación apareció un pene enfrente suya por uno de las aperturas. Nereida dio un respingón, y poco a poco lo entendió. Un agujero oscuro...o varios.

Nereida se excitó. Sexo con un desconocido, que no sabes quien es, ni como es, solo lo que importa en ese momento.. placer, lujuria e instintos básicos.

Nereida sonriendo en aquella pálida oscuridad se agachó y agarró aquel miembro. Empezó a masajearlo. Era grueso, como a ella le gustaban.

Al momento una mano apareció a su lado buscando algo...

Nereida se quitó la camisa y la camiseta, y se acercó un poco. La mano tomó su pecho izquierdo y empezó a masajearlo, acariciándole el pezón y dándole pequeños pellizcos. Esto la empezaba a calentar a Nereida. La mano era suave y estrecha, como la de una mujer.

Bajó la cabeza y empezó a chupar aquella polla que había aparecido de la nada. La dio unos lametones suaves, a lo largo de ésta, y se la metió en la boca, moviéndose acompasadamente. La otra persona movía la pelvis un poco acompañándole sus movimientos.

-Oh... vaya labios más suaves tienes...-dijo la voz dueña de aquel falo.

A modo de contestación, siguió succionando aquella verga anónima, ensalivándola entera. Con una mano le inició unas caricias en los huevos, lentamente, mientras pasaba la lengua como si fuera un helado largo de hielo, bajando hasta la base y lamiendo los huevos de el hombre.

La mano de mujer alternaba los pezones, sacando las tetas del sujetador. Se los tocaba, retorcía y daba pellicos.

-Acércate...-dijo una voz femenina que salía de aquella y suave mano.

Sin soltar la polla se movió un poco de rodillas y metió ambas tetas por dos agujeros en la tela. Unos labios que se movían extrañamente hacia delante y hacia tras como si algo..o mejor dicho alguien la estuviese dando por detrás, aprisionaron un pezón y lo succionaron como si bebieran el más rico líquido. Daba pequeños tironcitos en los pezones con los dientes, para luego metérselo en la boca y mover la lengua haciendo círculos. Se ayudaba de una mano para sujetar la teta cerca de la boca.

La mano libre de Aracne masturbaba aquella polla perfecta al mismo ritmo, de los vaivenes de la mujer misteriosa de labios soberbios. Ésta al cabo de unos segundos empezó a succionar con más fuerza ahogando unos gemidos y gritos de placer en las tetas de ella, agarrándolas con fuerza y mordiendo los pezones. Finalmente la mujer tuvo el orgasmo y la soltó.

-Un placer- oyó del otro lado de la tela.

-Igualmente....-pudo decir antes de que otra polla, una más fina pero más larga asomó por la parte trasera.

Aracne estaba extremádamente húmeda. Aquella humedad tenía mojado casi toda la parte baja su cullotte , y sintió un impulso. Metersela.

Se levantó y se quitó la ropa interior para volver a arrodillarse. Arrimó la boca al nuevo falo y empezó a chuparlo. Le cabía en la boca y un poco parte en la garganta. Arrimó su culito a la brillante y ensalivada polla desconocida y se restregó para dar a entender que quería. Su anónimo compañero sexual no se hizo de rogar, y dirigió a tientas su miembro hasta que tras unos pocos intentos se la insertó.

-Mmmmmmmmmm- se oyó decir a Aracne con la boca llena. Dos manos salieron de ésta y la cogieron de la cabeza.

- Hace tiempo que nadie me la comida... así que estoy lleno y cargado, y todo será para ti..

Lejos de asquearse, Aracne apretó el ritmo, al tiempo que era follada, no hay otra palabra más literal para decirlo, por el otro hombre. Su polla embestía salvajemente su sexo, haciendo golpear sus testículos contra el pubis de ella con violencia.

Una mano juguetona salió a espaldas de Aracne del mismo hombre anónimo y empezó a jugar con su agujerito del culo.

- Tienes un culo de lo más follable...-comentó pasando el dedo por el.

- Puedes meter un par de dedos si quieres... pero más sin lubricación no.-dijo Aracne separándose un momento de la polla amiga invisible.

- Como tu quieras- añadió. Con un dedo abrió un poco su ano y lo introdujo con suavidad, cuando estuvo dentro lo empezó a mover sacándolo y metiéndolo.

Aracne se volvió a lamer la verga que tenía enfrente suya. La metía, la sacaba, se metía solo la punta y succionaba, luego hasta la base, llegando a la garganta.

- Quieres mi leche? Eh? Lo quieres putita?

- Llámame putita de nuevo, y te vas a quedar con el recuerdo de mis dientes en ella...-dijo Aracne sin enfadarse en exceso.

- Perdona, Pero sigue mamándomela..estoy a punto de correrme- Aracne se la volvió a meter en la boca y siguió moviéndose con ella en la boca.

El dedo se había multiplicado, ahora eran dos, moviéndose y dilatando su culito...al tiempo que le embestía el dueño de esas manos con su vigorosa verga.

-Oh dios.. si... bébetelo... trágatelo todo... –empezó a gemir el otro, haciendo movimientos más rápidos y bruscos. La boca de Aracne se lleno de semen. Era verdad que el hombre estaba cargado. Decidió tragárselo todo y dejársela limpia.

El otro al oír a su compañero invisible correrse aumentó más si cabe sus embestidas y con dos dedos en el culo de Aracne empezó a tener su orgasmo.

Ella notaba el liquido caliente llenándole las entrañas y saliendo por sus piernas. Demasiado semen en una misma noche en un solo cuerpo. Con tanta fuerza, y tanto roce, ella también empezó a sentir que llegaba al sumun del placer, estallando en gemidos y gritos .

-Ohh, siii, mñas fuerte! Oh dios, sigue!!! Hasta el fondo!!- exclamo desatada, sintiéndose follada casi por los dos lados.

Cuando el hombre acabó sacó su falo y con el más semen resbaló por las piernas de Aracne hasta el suelo.

Había sido sublime, morboso, lujurioso, salvaje...y porque no, sucio, pero maravilloso.

Los hombres se retiraron. Aracne se vistió tambaleate y salió. Volvió al bar, allí había gente nueva. Sudorosa , otra con marcas de carmín y arañazos, otros aún abrochándose algún botón. ¿Quienes de ellos habrían sido sus compañeros por media hora?

Se sentó en el sofá.

-Cada sesión de una hora, se pasa y se limpia todo- dijo Barman a su espalda mirándola, y haciendo un esto a su comisura de la boca. Aracne se llevó la mano a ella y se quitó un poco de semen que se le había quedado.

Sonrió con vergüenza, y éste le guiñó un ojo.

Tomó algo de nuevo, pasó por el baño para arreglarse u poco y salio a donde estaba la mujer, que despedía en ese momento a una pareja de mujeres.

- ¿Y bien?

- -Acepta tarjeta?

- Siempre- contestó sonriendo muy divertida.

Volvió a casa en taxi... y de camino escribió a Bumbum un sms.

Nena... dentro de quince días te llevo al lugar más parecido a una bacanal que puedes encontrarte en esta ciudad... y solo he visto una puerta.

La contestación de su asiática amiga... no se hizo esperar

Las consecuencias de perder una apuesta.

Las consecuencias de perder una apuesta.

La casa de Colin estaba caldeada por la excitación, la expectación y la adrenalina que genera ver la final de un combate de king boxing. Colin era un joven treintañero rubio y atlético que había llegado a aquel país desde su Irlanda natal hacía ya casi seis años, amante de los deportes y en especial de los de contacto como el king boxing, que practicaba tres días en semana casi desde que tenía 15 años.

El resto de las 10 personas que estaban en su casa repartidas por el salón, tanto en el suelo, como en las sillas, sofás y butacas, en su mayoría eran compañeros de gimnasio. Solo había dos personas que venían de acompañantes de sus amigos.

Al lado de Colin estaba Samantha. Una guapa pelirroja de pelo largo y rizado y pecosa. Ésta gritaba y se exaltaba como los demás, haciendo comentarios del combate. Samantha o Samy, era una de las que iban al mismo gimnasio con Colin. Tenía 26 años y llevaba tan solo 4 en el mismo grupo de king boxing de Colin, pero a pesar de sus pocos años en aquel deporte estaba practicando duro para los campeonatos femeninos del próximo año.

Era una mujer con mucho carácter, y fuerte, capaz de soltar la barbaridad más grande que alguien se pueda imaginar, como sorprender con su timidez en un baile de una boda.

A Colin le gustaba desde que la vio aquel lunes lluvioso apuntándose en el gimnasio hace cuatro años.

Admiraba esos pechos grandes y firmes que tenía su compañera, ese culo duro y respingón que tanto se marcaba con las mayas que usaba para entrenar. Y le daba mucho morbo el pequeño tatuaje de una huella de perro en el cachete derecho, que según ella, se lo hizo en una noche de borrachera cuando cumplió los 18.

Lo mejor era que esa noche se iba a quedar a dormir en su casa, porque vivía en un pueblo cercano, y previendo que iba a haber alochol esa noche, no quiso traer el coche, por lo que Colin, muy amablemente le propuso pasar la noche en el cuarto de invitados.

- Col, te lo dije! Ese hombre no tiene nada que hacer. Mañana en el gimnasio te lo estaré restregando hasta que me canse.-saltó Samantha dándole un golpe en la pierna tras ver como le daba un buen gancho el combatiente que iba de azul al que iba de rojo.

Esto hizo que sacar a Colin de sus divagaciones y volver a prestar atención al combate.

- Ay..ay.. Samy... no tienes ni idea. Ese hombre siempre hace lo mismo en todos los combates, mucho ruido al principio pero va perdiendo fuelle cuando pasa el tiempo.

- JA! – dijo ella volviéndose a mirarle tras acabar su 4 cerveza de la noche- Parece mentira Col, por favor, está acabado. Lo tiene la mayoría del tiempo contra las cuerdas!

- ¿Quieres apostar algo a que pierde?- le dijo Colin echándose hacia tras mirándola con diversión.

- Uhhhh!!!- exclamaron algunos de sus colegas- te está retando Samy.

- No pienso apostar contra ti, Colin, ya aprendí la ultima vez.

- Jajaja, si, y ese día, ver a nuestra Samantha entrenar con tutú rosa fue grandioso- exclamó otro compañero al fondo con una cerveza en la mano.

- Mucho hablar, y no hay huevos.

- Eso, Samy, que pasa... ¿sabes que va a perder y por eso no quieres?

Samantha arrugó el gesto y cayó en las provocaciones y en la presión grupal.

-Claro que no!! Exclamó. Venga, apuesta aceptada, ¿que quieres jugarte?

-Un beso!-exclamó alguien.

-Dinero!- dijo otra persona.

-Que vuelva el tutú!- añadió otro y todos estallaron entre risas.

- Un vale en blanco, para lo que sea. Una cena, unos guantes nuevos, un tutú...-propuso Colin ladeando la cabeza.

Samantha se lo pensó un momento y aceptó.

El combate duró otra hora más, y al final... el hombre al que apoyaba Samantha perdió por unos pocos puntos. Samantha gritó con pesadumbre y a partir de ahí la noche se transformó en una fiesta donde el alcohol y las risas se movían entre los presentes.

Hacia las 4 de la mañana decidieron dar por finalizado aquella reunión y se quedaron Colin y Samantha en casa solos. La joven tenía algunos signos de embriaguez, pero estaba bastante despierta.

-Bufff... me voy a ir a la cama... estoy que me caigo de sueño dijo Samantha sentándose de nuevo en el sofá.

- Yo también- Dijo Colin recogiendo un poco las botellas vacías- y a reflexionar cual va a ser tu penitencia por intentar apostar conmigo.

- Jajaja, seguro que limpiar todo este estropicio...porque ya me joderia...-comento Samantha mirando todo el salón.

- Puede ser... pero recuerda que está en blanco.. tener el poder de pedir un deseo a la dura y peleona Samantha no es algo que se pueda gastar a la ligera, a demás mis invitados nunca limpian en mi casa.

- Mientras no sea un tutú...-dijo ella levantándose y yéndose a la habitación- buenas noches Col.- y cerró la puerta.

Colin pasó por el baño y luego se echó en su cama. La cabeza le daba vueltas...que podía pedirla. Era obvio lo que quería... quería tener un buen polvo con ella. Se incorporó y abrió el cajón. Era la oportunidad perfecta. Tras tantear un poco cogió una caja de preservativos..estaba Vacía!!!!!

-Oh, joder, pero que mala suerte!!! Pensó Colin. Se quedó pensando, y poco a poco el sueño le abrazó.

Colin despertó relativamente temprano. Eran las 10 y diez de la mañana... y se había despertado con una alegría mañanera. Su pene estaba erecto bajo sus pantalones. Otra cosa no pero de tener una gran polla si que podía presumir. Era muy ancha y con muchas venas palpitantes, a demás de rondar casi los 18 o 19 centimetros. Se empezó a acariciar pensando en que Samantha estaba en el cuarto de al lado... y se le ocurrió una idea, arriesgada, pero una gran idea.

Tras levantarse de un salto, fue al baño, se dio una ducha para despejarse. Cogió unas vendas negras que utilizaba el para protegerse los nudillos de un cajón y se adentró en la habitación de invitados.

Samantha dormía en tanga boca abajo y en una camiseta prestada. Solo de verla la erección le empezó a palpitar dolorosamente. Allí tenía a la mujer que le había quitado el sueño durante años.

Lentamente cogió sus manos y las ató en el cabecero de la cama, con cuidado de no despertarla. Cuando estuvo bien sujeta, buscó un folio y puso:

“Vale por un orgasmo” y se lo dejó al lado de su cabeza.

Se acercó y la acarició su sexo por encima del tanga. Ella murmuró algo en sueños, pero siguió dormida. Colin bajó la cara y echando hacia un lado el tanga, empezó a chupar su clítoris despacio. Con breves pasadas, hasta ir aumentando el ritmo. Se lo metió en la boca absorbiendo un poco y a succionarlo, acariciándolo con la lengua. Para alegría de Colin, sintió como el sexo de su amiga se humedecía y a través de la camiseta unos pezones duros y grandes se irguieron.

Con una sonrisa volvió a lamérselo. Este asomaba entre los pliegues con entusiasmo, por lo que se lo metió en la boca y acercando un dedo hacia su arreglada rajita, lo introdujo buscando el punto g de ella.

Samantha empezó a dar pequeños gemidos aún dormida y a retorcerse un poco.

Colin siguió con el trabajo manual, hasta que los fluidos de Samantha empezaban a mojar la cama. Ahí se levantó y lsubiéndola la camiseta contempló las grandes tetas de su amiga, unas tetas grandes redondas y firmes. Sin poder evitarlo bajo las manos y se las empezó a tocar...justo cuando Samantha despertó.

-COL! QUE HACES!- exclamó ella mirándole con sorpresa, pero roja de excitación.

- Mira a tu izquierda- dijo el sin alterarse.

Samantha volteó la cabeza y vio el folio...

-Col... suéltame..- dijo ella forcejeando.

-No te voy a obligar a nada, pero una apuesta es una apuesta, valga la redundancia apostaría lo que quieras... a que estás muy muy cachonda.

Samantha se quedó a cuadros. Era verdad. Se sentía muy excitada, y muy húmeda sin saber por que... y una apuesta era una apuesta... pero es que Col, era su amigo...

-Una apuesta es una apuesta Samantha, y ya te dije que era un Vale en blanco.

-Pero Col... yo...esta bien. Una apuesta es una apuesta...- dijo ella y se relajó. Estaba muy excitada, pero no se lo dijo, no quería ponérselo tan fácil.

Colin sonrió y bajó la boca hacia sus pechos. Los lamió y succionó. Bebía de uno mientras con los dedos de la otra le retorcía y pellizcaba el otro. Samantha empezó a gemir, y a medida que sus gemidos subían de volumen, más fuerza hacía Colin.

Tiraba de ellos, los mordía y los soltaba estirándolos un poco entre sus dientes para luego soltarlos.

El sintió que la erección le dolía de excitación, así que se quitó los pantalones y le puso la polla enfrente de Samantha. La pasó por entre sus tetas, tocando los pezones con la punta dejando un pequeño rastro de líquido.

-Lámela...-la susurró acercándosela a la boca. Ella, sin poder usar sus manos, abrió los ojos. Era enorme.. abrió la boca y se la metió poco a poco hasta el fondo. Colin inició un vaivén lento, y ella lo acompañaba también con su lengua. La sacó y ella le empezó a lamer los huevos, metiendoselos en la boca, para luego volver a saborearle.

-Samantha... que callado te tenías las maravillas de tu boca...-dijo Colin, acariciándola la cabeza.

Cuando sitió que le quedaba poco la sacó.

-Follame...-susurró ella. Colin bajó la mirada y vio los muslos de ella totalmente mojados así como las sabábans. Sus flujos resbalaban entre sus muslos y las piernas se juntaban incapaces de reprimir su deseo.

-No tengo condones.. pero puedo hacer otra cosa...-dijo Colin levantándola el culo y poniéndola de rodillas sin soltar sus manos del cabecero de la cama.

-Col... por ahí no...no me va a caber...-gimió ella, cuando notó como Colin empezó a lamerla por detrás. Mientras acariciaba su culo con su gran y ancha verga, metió un dedo, dilatándoselo un poco. Solo de pensar que se iba a follar ese culito le daba ganas de metérsela ahí mismo.. ¿Y por qué no? ¡Era su vale!

Arrimó la punta a la entrada, dando pequeños toquecitos.

-Voy a hacer que tengas un orgasmo sin tocar tu coño, Sam- dijo Colin envuelto de excitación y hormonas.

-Col... que no me va a caber, déjame que te acabe en mi boca..-dijo Sam notando como la punta hacía presión en su ano.

-Es mi vale, y acabaré donde yo quiera.- dijo Col haciendo más presión todavía. El culo de ella cedió y pudo introducir un poco.

-¡Oh! ¡Col!! ¡Jdoer, me vas a romper!!

Colin se ensalivó los dedos y acarició la apertura para lubricarlo un poco. Hizo un poco de presión y pasó hasta la mitad.

-OH! ¡Dios, como siento tu gran polla! ¡Es demasiado grande!!

-Y te queda la mitad...-dijo colin perversamente, metiéndola hasta el fondo de golpe. Ahí se quedó hasta que Sam dejó de gritar y de morder la almohada. Tenía una polla de la anchura de un vaso de tubo en su culo, jamás se había metido nada tan grande, y sentí un punzante dolor... hasta que empezó a remitir, y dio paso al placer.

Col se movió un poco comprobando que lo aguantaría, así que cuando la escuchó gemir aumentó la velocidad.

Sus huevos chocaban y e mojaban contra el sexo de ella produciendo ruido. Sam los notaba estrellarse contra su vagina con fuerza, y el ariete metido dentro de ella, se colaba hasta las más profundas entrañas...

Estaba muy excitada, pero el ansiado orgasmo no llegaba a pesar de sus altos gemidos.

-Sigue Colin.. sigue follándote mi culo... más rápido!!

-La que decía que no le cabía...

-Nunca digas...-dijo ella riéndose. Sus tetas se movían al ridmo de las brutales embestidas de el. La sacaba casi del tdoo y la estrellaba contra sus entrañas de un golpe, sacando los mas primitivos gritos de la garganta de ella.

Colin la metió hasta el fondo y se inclinó sobre ella, para acariciarla las tetas. Éstas volaban en sus manos, y se movían. Tiró de sus pezones hacia abajo, y los retorcía en sus dedos.

Samantha gritó-Me voy a correrr!, sigue, no pares ahora, y dame mas fuerte! Follame más fuerte!

Colin la hizo caso y sin soltar un pezón, colocó la otra mano en la cadera de ella, mirando el tatuaje de su culo. La dio un azote dejándoselo un poco rojo. Lo volvió a repetir tras oir el gemido de ella.

-Vas a saber lo que es bueno, muñeca, no vas a dejar de pensar en mi polla en el resto que te queda de vida.

La gran verga de se aceleró con violencia, y sintió como el también llegaba al orgasmo al tiempo que ella mordía la almohada de puro placer ahogando gritos, gemidos y jadeos.

El semen de Colin salió disparado hacia sus entrañas. La llenó por completo.. ¡Vaya corrida!, el orgasmo parecía no tener fin.

Cuando ambos acabaron, Colin se tumbó encima de ella sin salirse. Ambos sudando respiraban trabajosamente. Estuvieron así un par de minutos, palpitando uno encima del otro, hasta que el notó que su arma se había relajado, así que procedió a sacarla.

Un chorro de espesa leche salió del culo de samanta y se perdió por entre los muslos, la había dejado a rebosar...

-La próxima vez.... apostaremos algo...más normal..-dijo ella entre jadeos.

- Otro tutu?

- Y con coronita de princesa...-añadió ella. Se miraron y se empezaron a reir.

Al cabo de pocos minutos se volvieron a quedar dormidos por el cansancio...

En tiempos posteriores, sus encuentros sexuales empezaron a ser más frecuentes explorando nuevas formas de placer extremos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Mi Mejor Agradecimiento en un Tren Ardiente

El concierto había acabado a las 12 de la noche y había sido un completo éxito. En mis oídos aun podía sentir las pulsaciones de los bajos , y el sudor de mi cuerpo, de aquella noche de verano era fruto del calor del éxtasis de haber disfrutado como nunca escuchando música en directo.

Iba sentada en un vagón con cuatro personas tras coger un par de líneas más para ir a mi casa, una pareja y dos hombres que debían de ir juntos.

Me acomodé en el asiento y observé mi relejo en el cristal del metro. Mi melena larga y negra, estaba algo erizada por el calor, mis mejillas rojas contrastaban con la blancura de mi piel. Unos labios carnosos y rojizos se movían mientras masticaba un chicle de fresa. No podía ver bien mis ojos negros por lo tenue de la luz.

Esa noche me vestí con una minifalda negra con un cinturón de pinchos, botas de cuero negro y una camiseta ajustada y escotada por los cortes de una tijera maestra para ajustar bien una camiseta ancha del grupo al cual había acudido a ver.

Me quedaban unas cuantas paradas aun en aquel vagón cuando la pareja entre risas de alguna conversación banal se levantaron y se bajaron.

Acto seguido empecé a observar que aquellos dos hombres no dejaban de mirarme. Tímidamente les miré de soslayo.

Debían tener entre 30 y 35 años. Uno de ellos era fornido como si en sus mejores tiempos hubiese sido portero de alguna discoteca. Tenía el pelo cortado a cepillo, patillas largas e iba de negro. El otro debía de ser de otro país por su aspecto, y cuando habló algo a su colega, entreoí un acento semejante al cubano. Tenía el pelo largo en una coleta y vestía ancho con colores oscuros dejando ver músculos bronceados.

Alguna vez me han tachado de descarada, pero en general no suelo prestar atención a desconocidos, pero mi joven mente sintió una morbosa sensación. Estar con dos hombres sola en un vagón de metro siendo cerca de la una de la madrugada era una locura peligrosa y a la vez cargada de morbo.

Perdida en mis pensamientos, mirándoles a ambos, no observé que esa curiosidad se había despertado en ellos.

Hasta que unas palabras de el hombre más fornido no llegaron a mis oídos no salí de mi ensimismamiento.

- Tienes hora?

Vaya manera más típica de entablar una conversación con una joven...Pero haciendo gala de mi buena educación de barrio obrero, saqué el móvil y le dije:

-La 1 y cuarto van a ser en dos minutos.

-Gracias, guapa.

Y ahí acabó la conversación. Extrañamente me decepcionó el echo de que no siguiesen dándome conversación con claras intenciones poco puritanas, pero me encogí de hombros y seguí rememorando el concierto.

En la siguiente parada un chico de unos veintimuchos años se subió, y no dudó en sentarse enfrente mío. Por su caminar y su modo de hablar cuando me dijo arrastrando las palabras un “hola guapa”, estaba borracho.

Le ignoré olímpicamente, mirando hacia otro lado, pero empezó a ponerse muy pesado. Acabó por levantarse y apoyarse en la barra de mi lado.

-Que pasa guapa... ¿no me dices nada? Vamos... quieres que te invite a algo?, mira...-se agarró el paquete- tengo una buena... polla... y está cargada de rica....leche caliente..¿.no te apetece?

Le dí un empujón cuando hizo el intento de echarse encima mía. Me había puesto en alerta y de pie. Aunque para mi sorpresa no solo yo estaba de pie, mis dos acompañantes estaban a mi lado. Le cogieron de los brazos al chaval y le empujaron hacia la puerta.

-Largate, chico, no busques problemas.- le dijo el hombre, que definitivamente debía de ser cubano.

- No sois nadie... para decirme lo que...he de hacer... cabrones de mierda...!- dijo intentando cargar con su compañero. Éste como un experto segurata, le cogió inmovilizándole, y cuando el metro paró en otra estación le expulsó del vagón y esperó a que se cerrara la puerta, evitando que volviese a entrar. El chico no dejó hasta el último momento de soltar improperios y tacos, maldiciéndonos a todos.

Pero nos volvimos a poner en marcha tras cerrarse la puerta.

-Muchas gracias- le dije sonriendo aliviada. Aunque había que reconocer, que si hubiese estado sola, habría sido muy desagradable, pero en el estado en el que iba aquel chaval, no hubiese sido muy difícil deshacerme de el.

- Un placer- dijo el cubano- pero jovencitas como tu no deberían de salir tan tarde, y menos en el metro.

- Soy una jovencita muy dura- le dije sonriendo y levantando el brazo graciosamente mientras hacía fuerza. – Pero estoy muy agradecida a los dos.

- ¿No hay problema, quieres que nos quedemos hasta que te bajes del tren en tu parada?- preguntó amablemente el otro hombre.

- No os quisiera molestar..

- No hay problema, nosotros nos bajamos en la última parada, ¿tu?

- En la anterior- dije sonriéndoles y agradecida por la suerte.

Nos sentamos los tres juntos y empezamos a hablar de cosas banales. No me había equivocado, el hombre con apariencia de portero de discoteca, efectivamente lo había sido, de una en las playas de levante, pero ahora trabajaba de segurata en un banco. Se llamaba Jon y era gallego. El otro se llamaba Charlie y era de Cuba. Había inmigrado en busca de nuevas oportunidades, y al final habían acabado siendo compañeros de piso y muy buenos amigos. Yo me presenté también y se sorprendieron de que tuviese 21 años. Decían que aparentaba muchos menos , pero eso hizo que me riese divertida, pues era rara la persona que me echaba más de 18 años.

Durante unas pocas paradas empecé a darme cuenta que ambos me miraban con bastante interés, y tenía que reconocer, que estar allí, muy cerca de esos músculos y estas grandes y fuertes manos tenía mucho morbo.

- Bueno... y cómo podría recompensaros todo esto? No quiero ser una desagradecida.- les dije recostándome en el asiento mirándoles.

Ambos sonrieron con perversión pero debían de ser unos hombres muy educados y respetuosos que simplemente dijeron que no hacía falta.

Era una noche de calor, esos dos hombres me daban mucho morbo, había salido del mejor concierto de mi vida y a demás me habían ahorrado un disgusto...¿Qué más se podía pedir?

Me levanté y me senté al lado de Charlie.

-Insisto en recompensaros...-dije poniendo mi mano en la pierna de el suavemente.

- Nena, no hace falta... pero sería... gratificante poder disfrutar de tu compañía un rato- dijo Jon sonriendo más abiertamente.

- Si, niña, no se tiene la oportunidad de estar con una joven tan guapa como tu, en un vagón como este...

Me reí por el símil, y me incliné un poco más.

-Entonces.. ¿será nuestro día de suerte?

Jon sin decir nada se levantó y se puso a mi lado. Con gesto suave me apartó el pelo de los hombros y empezó a darme besos, mientras su mano jugueteaba en mi muslo.

Charlie, buscó mi boca y me besó con presteza acariciando mi vientre. Yo les rodee los hombros, abriéndome para ellos.

Las caricias eran suaves, tratándome como una muñeca bonita, pero lo que no sabían era que de muñeca tenía poco, y me encantaba que me dieran duro. Me encantaba explorar mi sexualidad, y más desde que estuve hará unos 4 años con mi primer chico. Desde entonces todo ha ido a más, poco a poco, pero a más, y el hacer un trio con dos hombres siempre fue una fantasía sexual para mí, hasta entonces sin cumplir.

Charlie empezó a bajar su mano hasta levantar mi falda y acariciar mi sexo por encima del tanga negro. Jon levantó la suya y la posó en mis grandes pechos.

Las manos se me fueron solas, lo puedo jurar, pero acabaron en el paquete de ambos, buscando las cremalleras de sus pantalones.

¡ Cómo me estaba gustando la situación! ¡ Lo caliente que mi cuerpo se estaba poniendo!

Cada centímetro de mi cuerpo gritaba ¡SEXO! ¡SEXO!

Conseguí mi ansiado objetivo, y esto hizo que ellos se creyesen por fin que esto iba en serio. Les metí la mano en el paquete, les bajé un poco los boxers y se las saqué para empezar a masturbarles con ambas manos.

La de Charlie era grande...pero bastante. Era larga y estaba dura, aunque sospechaba que se podía poner mucho más en cuando le estimulase de otra forma...

Jon en cambio era un poco más corta, pero...oh dios mio! Que gorda!

Vaya dos arietes que tenia en cada mano...

Me subieron la camiseta y me bajaron el sujetador, quedando al aire mis dos tetas, con los pezones totalmente duros de excitación. Cada uno empezó a succionar el suyo con ansia. Jon me lo mordisqueaba y apretaba con bastante fuerza, pero me encantaba. Cada vez que lo movía con sus dientes me ponía aún más ardiente, y yo aumentaba la rapidez de mis manos en sus pollas.

Charlie me cogía mi pecho con su mano y apretándolo succionaba mi pezón como si bebiese de el. Era lo más excitante que me había pasado jamás.

Sus manos se colaron por debajo de mi falda y se metieron en mi tanga. Dos manos de dos personas diferentes colándose por mi sexo, el cual empapó el tanga y empezaba a hacer lo mismo con sus manos.

No se de quien sería la mano, pero una frotaba y jugueteaba con sus dedos mi clítoris, dándole pequeños tirones de vez en cuando y retorciéndolo suavemente entre los dedos. Otra mano, colaba un par de dedos con fuerza pero sin ir muy rápido.

Mis jadeos y mis gemidos se ahogaban en sus bocas, alternándome entre uno y otro para besarles...

Estuvimos así una estación y pico, hasta que me aparté un poco de ellos, me arrodillé frente a ellos y empecé a chupársela a ambos. Primero uno y luego otro, ensalivándolas bien.

Empecé con la de Jon. Me costó un poco abarcar toda su anchura.. pero al final con la saliva y un poco de maña logré metérmela hasta el final de su polla en la boca.

Subía y bajaba suavemente, recorriéndola con mi lengua, sacándola y lamiéndolo como si fuera el helado más delicioso que había probado nunca en un día como este de calor.

-Oh.. dios, nena... pero que bien haces las mamadas...-oí decir a Jon con sus manos en mi cabeza acariciándome el pelo.

- soy una experta en limpiar sables..-bromeé cuando cambié a por la de Charlie sin dejar de stimular la de Jon con la mano.

La de Charlie no me cabía en la boca de larga , pero el estaba sumamente excitado, así que hizo un movimiento y tuve que relajar toda la garganta para poder pasarla. Era enorme! ¡Tenía una polla enorme pasando por mi garganta!

Mi saboreo acompañaba los movimientos pélvicos de Charlie, que se mordía el labio de gusto.

-Vamos a hacer una cosa...-dijo Jon, colorado por la excitación. – Chúpalas a la vez.

Las junté, y aunque no podía metérmelas en la boca a la vez, las lamía y medio metía en mi boquita al tiempo que las estimulaba con las manos.

-Joder... yo no puedo aguantar mas...-digo Charlie, al tiempo que me cogió de la cabeza y metió su enorme verga en mi garganta. Empezó a hacer gestos cada vez más rápidos, y al final se corrió. Y cómo se corrió! No se cuanto tiempo debía de estar en abstinencia este hombre, pero vamos, no pude tragarlo todo, y empezó a salirse por las comisuras de mis labios, cayéndose en mis pechos . Incluso cuando la saqué de l boca, un chorro de su leche cayó entre mis tetas caliente y espeso.

- Dios... ha sido genial...- me dijo sonriendo y sudando.

- Tranquilo, te la voy a limpiar...-dije acercándome de nuevo y lamiendo lo que quedaba de semen en su enorme polla.

-Te gusta... eh, cachonda?- me dice Charlie riéndose un poco, y acariciándome la cabeza.- Pero ahora te toca a ti- dijo levantándose. Me sentó en el asiento, y me abrió de piernas, todo esto sin soltar la polla de Jon de la mano.

Colocó cada pierna en sus hombros y empezó a lamerme todo el sexo. Primero despacio, pequeñas lametadas, y luego metiendo la lengua húmeda y caliente en mis entrañas.

Yo miré a Jon, y él entendiéndome se acercó un poco y me la metí en la boca.

¡Estaba muy excitada! La lengua de Charlie hacía cosas que jamás ninguna otra lengua me había hecho. De vez en cuando mordisqueaba mi clítoris y lo hacía girar un poco, me lo succionaba. Sus manos acariciaban mis húmedos muslos.

- Sigue... o Dios... sigue!-grité arqueando el cuerpo sacándome la polla de Jon un momento de la boca, para luego reanudar con mi trabajo.

Me empecé a acelerar cuando notaba que el orgasmo estaba por llegar a lo que Jon dijo:

- Sigue haciéndolo así, y te voy a llenar la boca entera de mi leche, preciosa...

- Entonces... no tendré que cenar esta noche...- le dije entre lametones.

Charlie metió dos dedos en mi rajita y empezó a moverlos con ritmos lentos pro profundos. Según mi estado de excitación le cogí con la mano que me quedaba libre la cabeza y apretándole levemente le indiqué que quería más, y así se lo hice saber hablando con la verga de Jon en mi boca.

Charlie aceleró y yo a la vez también. Jon se empezó a correr llenándome ambos carrillos de su esencia, desbordándose y cayendo de nuevo en mis tetas, y finalmente tuve mi ansiado orgasmo a manos, y nunca mejor dicho de Charlie, ahogando mis gemidos en la polla que estaba dentro de mi boca.

Me separé de Jon , y éste se sentó.

-Nena... eres una auténtica fiera- me dice apoyándose en el respaldo del metro.

Me reí limpiándome la boca.

Charlie se levantó y miró la línea de metro de la pared.

-Aun quedan 8 estaciones...- comentó.- y mi polla aún está pidiendo más guerra.- se señaló su enorme y largo ariete, que seguía duro y brillante.

-Curiosamente, mi polla tampoco quiere descansar..-dijo Jon tocándosela y ambos me miraron. Sonreí con picardía.

Sin decir nada Charlie me puso a cuatro patas en el suelo del metro y empezó a pasarme la polla por mi culo.

-¿Te gustaría?

-Metemela- le dije moviendo el culito.

- No.. vamos a hacer, que nos pida que lo hagamos...- dijo con una sonrisa siniestra Jon, que hacía prometer muchas cosas.

Él se arrodilló delante mía y me levantó un poco para empezar a comerme las tetas. Las cogía con ambas manos, y se alternaba los pezones en su boca. Las juntaba y las lamía a la vez, me mordía, o me chupaba.

Mientras a mi espalda, con el enorme tronco de Charlie presionándome por detrás, me abrazaba y metía sus manos en mi sexo, jugueteando con mi sensible clítoris.

Empecé a gemir sin mucho pudor, hasta que el deseo de ser atravesada por ambas pollas me supero y susurré entre gemidos:

-Metérmela.

-¿Cómo?- dijo Charlie- No te oigo.

-¡Que me la meta alguien!

-¿El qué quieres que te metamos?- preguntó Jon, alejando su boca un poco de mis pechos ensalivados y brillantes.

-Vuestras pollas, quiero que me follen y que me llenen entera, quiero sentirlas dentro- dije con mucha ansia.

Ambos se sonrieron.

Jon se sentó y me colocó encima de el. Charlie hizo un poco de fuerza hacia abajo y empecé a notar como la gorda verga de Jon empezaba a meterse dentro. Mi sexo empezaba a tragarse aquel pene tan grueso. Me hacía un poco de daño, hasta que me acostumbre y los músculos se relajaron. A continuación empezó a moverse arriba y abajo, ensartándome. Empecé a gemir como una loca, hasta que noté que la polla de Charlie me daba en los labios y empecé a succionar. Otro par de paradas después Jon se levantó y me puso a cuatro patas sin dejar la polla de Charlie lejos de mi garganta.

Ahí se intercambiaron los papeles, y tras sacar la de Charlie de mi boca, se metió la de Jon, mientras que noté como Charlie empezaba a juguetear con la abertura de mi rajita .

Me la metía cinco centímetros, me la sacaba, me la metía me la sacaba... hasta que me la metió de golpe, sacando un grito de mi garganta. Era enorme!! No me cabía entera.

-No te cabe del todo eh....-dijo Charlie dándome una palmada en el cachete- verdad culito precioso?? Pero a lo mejor te cabe por el otro sitio...

Me aparté de Jon y le dije.

-Es que.. nadie...-murmuré algo avergonzada.

-¿No, nada ha entrado por ahi? Pues te lo voy a desvirgar bonita, por que quiero que nos recuerdes siempre.

Siempre me ha dado mucho morbo el sexo anal, pero por falta de personal y porque era algo que en cierto sentido me daba algo de miedo , no lo había probado. Pero la sensación ellos dos era extraña, sabía que si me negaba, se contentarían con otra cosa, no eran de la clase de tios dominantes que hacían las cosas a la fuerza. Por lo que moví mi cadera contra el y dije:

-Todo tuyo.

Charlie sonrió con lujuria. Primero se ensalivó un dedo y me y luego lo indrodujo poco a poco por el culo. Fue una sensación de lo más excitante. Una sensación diferente al sexo vaginal.

Poco a poco iba metiendo más dedos para dilatarme mi trasero al tiempo que me follaba.

-Espera Charlie..-dijo Jon. Se separó de mi boca y se volvió a tumbar.- Vamos a probar una cosa...

No caí en qué sería pero parecía que Charlie si. Me colocó de nuevo encima de Jon y me la metió hasta el fondo, entraba como la seda por lo lubricada que estaba por mi saliva. Charlie me empujo suavemente por la espalda hasta que me tumbé encima de Jon. Éste aprovechó para coger mis pechos y juguetear con ellos como bien sabía hacer. Charlie seguía jugueteando con mi ano, introduciendo más dedos, hasta dejarlo bien dilatado... y me dijo que había llegado la hora.

Poco a poco empecé a notar como algo me hacía presión... y mi culito cedía. Fue doloroso, no lo voy a negar, la doble penetración acabó siendo una de las imágenes mentales más utilizadas por mí cuando me toco en la soledad de mi bañera, pero al principio dolió, aunque Charlie lo hacía cuidadosamente. Poco a poco mi culito tragó toda la enorme polla de el y se quedó quieto unos minutos para que me acostumbrase a el.

El dolor remitió, y cuando se lo hice saber, empezaron a moverse dentro de mí. Que sensación!! Los gemidos se escapaban sin control de mi boca. Mis partes se tragaban aquellos dos falos enormes, sintiéndome llena.

-Joder.... joder... como me pones...-me decía Charlie- Me voy a correr dentro de tu culito en breve...-y dicho esto empezó a acelerarse. Sus embestidas hacían que la polla de Jon se clavase más rápido y fuerte en el otro agujero, por lo que Jon también empezó a gemir y apretándome las tetas contra su boca, era obvio que se estaba corriendo.

Esto hizo que lo poco que me quedase para llegar a mi propio placer, se acortase de golpe y zas! Orgasmo tremendo.

Los tres, gritamos y gemimos como locos. Charlie bombeaba por detrás dándome algún que otro cachete en el culo, y Jon mordía mis pezones ahogando sus gemidos en ellos.

Era un poco doloroso pero eso aumentaba mi excitación, y la intensidad del orgasmo.

Cuando acabamos nos quedamos quietos, resollando y empapados en sudor.

- Ha sido impresionante...-dijo Jon desde el suelo respirando profundamente.- ¿Quién nos iba a decir que esta noche que prometía ser aburrida acabaría así?

- Y que lo digas...-dijo Charlie respirando.

La cogió cuidadosamente y me la sacó. A continuación me erguí y saque la de Jon poco. Me puse el tanga y me senté en el asiento.

- Chicos... mañana voy a tener serios problemas para moverme...- dije frotándome las ingles un poco antes de bajarme la falta.

Ambos se rieron y se sentaron enfrente mía.

-La siguiente es tu parada, preciosa.-me dijo Charlie mirándome las tetas aun fuera.

Me percaté de ello y me coloqué toda la ropa.

Luego me levanté y les dí un par de besos a cada uno.

-Ha sido un enorme placer...-y dicho esto me bajé a la estación con una sonrisa de oreja a oreja, cansada, algo dolorida y alegre.